Un día decidí escribir
entregar mis dedos
a rumores del viento
dejar que mi alma
exhale lo que de mi boca no se escucha.
Y me creí poeta
vestí de rosas mis palabras
disfracé de versos las amarguras
en nubes cobije la alegría.
Tome tu amor
y lo disperse en poesía
deje que tus besos
los sintieran en el cielo
convertí en mis lágrimas
al invierno.
Llevo por tinta la ilusión
que camufla en cada letra tu nombre.
Yo me hago llamar poeta
pero eres tu la poesía.
También te seguiré por aquí Fegrand...persecución implacable...jeje.
ResponderEliminarTe quiero mucho y suerte con tu blog....sabes que me encanta tu poesía...eres un sol.
Elizabeth.
Excelente reflexión sobre el oficio de poeta desde el mismo ejercicio de la palabra.
ResponderEliminar