Cruel poesía mal intencionada
que de recuerdos de ella Llena mi cabeza,
Muza confabuladora que haces
que mis letras tengan su nombre En ellas,
Rimas y versos lacayos
dependientes no dejen que vuelva, No la dejen,
No permitan que mi mano se refiera a su sonrisa,
No dejen que mi mirada se pierda
en sus margaritas Y destruyan
a mi pluma que no hace más que venerarla.
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